martes, 14 de diciembre de 2010

Wikileaks. Por qué

Wikileaks se sostiene sobre la peligrosa dinámica de jugar a ser Dios, juez de jueces. Nace con la idea de convertirse en un organismo de control de la transparencia y la legalidad de gobiernos que asumen que la ley no es algo que se vaya a aplicar sobre ellos. Surge para crear una voz anónima a través de la cual, personas con acceso a documentos que son prueba de ilegalidades, pudieran imprimir transparencia a la gestión injusta de los gobiernos sin que se identifique al “soplón”.

El problema es que en la propia raíz de Wikileaks nace un contrasentido ¿Por qué predica transparencia una organización que se nutre de documentos clasificados que le son entregados por personalidades anónimas? ¿No puede ser que este nuevo periodismo sea igualmente pretencioso que el que ya sufrimos?

Wikileaks es una pose. Por eso es capaz de justificar un nacimiento tan controvertido: publican en bruto, radicalmente y sin filtros ni miramientos, incluso antes de haber podido revisar el total de sus contenidos, para que sean los grandes medios los que puedan gestionar tantísima información.

¿Entonces tenemos que considerarnos afortunados porque una panda de activistas haya decidido enzarzarse en una lucha por la verdad y la transparencia? Yo creo que sí.
Dicen que los tiranos se mantienen en el poder con políticas de terror. Pregúntenle a cualquier antropólogo, a cualquier director de cine de terror o a cualquier niño: el miedo se nutre de desinformación. La verdad es una premisa fundamental sin la que no se dan la libertad ni la justicia.

¿Y ahora todos nos ponemos a decir que debemos proteger los secretos de nuestros gobiernos para que se mantengan fuertes? ¿Es que nadie ha leído los cables en los desde la Fiscalía General del Estado se dice a EEUU que se está haciendo lo posible por que no salga a delante un juicio por el asesinato de un periodista inocente que hacía su trabajo? ¿Es que la fortaleza de nuestros gobiernos ahora se mide por su corrupción?

No, nuestros gobiernos necesitan transparencia. Necesitan mecanismos de control. Y no podemos confiar el poder a las personas como individuos. ¿Es que nadie ha dado clases de historia de los tiranos en el colegio?

El concepto Wikileaks es casi insostenible. Y Assange ha adoptado una postura mesiánica que empieza a causarle algunos problemas. Pero no deberíamos olvidar que los valores que esta gente está defendiendo son sobre los que se asienta nuestra querida democracia. Los gobiernos se le echan encima, pero lo que esta gente está haciendo es proteger el sistema y su viabilidad futura.

Wikileaks ha tirado una primera pierda y ahora es nuestra responsabilidad comprender que no podemos echar decir no a la verdad.

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